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miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿Por qué el Ferrocarril perdió presencia?


Fuente: http://www.estrategiaynegocios.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=6344&Itemid=93


Actualmente se movilizan a través de los distintos medios aproximadamente 400 millones de toneladas, de los cuales por camión alrededor de 300 millones, por ferrocarril alrededor de 25 millones y por otros medios (ductos) el resto. Es decir que los ferrocarriles estarían transportando no mucho más del 6% del transporte interurbano total.

El transporte de cargas por ferrocarril en Argentina movilizó en 1927 alrededor de 54 millones de toneladas de carga y su participación en el tonelaje total transportado por los distintos medios en ese año tiene que haber sido significativa (probablemente entre un 70 a 80% del total del transporte interurbano).

Estos números nos dicen que el ferrocarril ha perdido presencia.

Los primeros ferrocarriles que se instalaron en Argentina eran de capital privado y comenzaron a operar a fines de la década de 1850, siendo las principales inversiones las que se hicieron entre los años 1880 (cuando la extensión de las vías llegaba a 2.516 kilómetros) hasta fines de la década del ’20 (cuando llegaba a 37.551 kilómetros). Como se puede deducir de estas cifras, en ese período, y después de dos crisis como fue la de 1890 y los años de la primera guerra mundial, la extensión de vías se incremento en 35.035 kilómetros.

Hoy el kilómetro de vías cuesta u$s 1 millón, lo que implica una inversión a valor hoy de más de u$s 35.000 millones. Una cifra extraordinaria para un país con una pequeña población y donde una parte importante de la población era de origen extranjero y de niveles de ingreso medio-bajo.

Durante esos años y en la zona norte del país, y tomando como base algunas líneas de capital privado, se constituyeron los llamados ferrocarriles del Estado (hoy línea Belgrano Cargas).

A partir de 1946, el gobierno de nuestro país negoció con los dueños de esas empresas de capital británico y francés la adquisición de las mismas y en un par de años toda la red pasó a manos del Estado. La compra se habría efectuado mediante el aprovechamiento de créditos en libras esterlinas que se habían acumulado durante la segunda guerra mundial a raíz de la venta de productos diversos a Inglaterra (divisas bloqueadas).

El Dr. Juan Vital Sourrouille, en su magnífico trabajo titulado «Activos y pasivos externos de la Argentina desde fines de la Segunda Guerra Mundial » (publicado en la Revista Desarrollo Económico, abril-junio, 2007), dice lo siguiente:

«Al 31 de diciembre de 1945 el Banco Central tenía en su activo oro, valuado a 35 dólares la onza, por 1.192 millones de dólares y depósitos en divisas por 447 millones, en tanto sus pasivos apenas llegaban al equivalente de 24 millones de dólares.

Las existencias de oro se habían generado en el superávit de comercio con Estados Unidos, los saldos en divisas correspondían en su totalidad a libras esterlinas acumuladas en el Banco de Inglaterra también durante la guerra; el pasivo reflejaba el saldo del convenio comercial con Brasil firmado en 1941 en una cuenta que se llevaba en las respectivas monedas locales. La deuda externa en títulos del gobierno nacional y los provinciales sumaban 248 millones de dólares».

En esos años la relación era de alrededor de 3,6 dólares por 1 libra esterlina. Si dividimos los u$s 447 millones que estaban bloqueados por 3,6 nos arroja una suma de 124 millones de libras esterlinas, suma similar a lo que se terminó pagando.

Desde hacía varios años las empresas habían iniciado conversaciones con el gobierno para la venta de las distintas redes ferroviarias.

¿A cuánto ascendía el capital de los ferrocarriles de origen británico?
Según las empresas, a 3.103 millones de pesos m/n (es decir 271 millones de libras esterlinas a un cambio de $ 11,45 por libra).m/n (es decir 271 millones de libras esterlinas a un cambio de $ 11,45 por libra). El 13 de febrero de 1947 se firmó un acuerdo entre el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), organismo del Gobierno Argentino, y un representante de las empresas de ferrocarriles de capital británico, por el cual éstas traspasaron al Estado Argentino los activos físicos existentes al 1° de julio de 1946 y la participación que poseían en diversas empresas subsidiarias, por un valor de 150 millones de libras esterlinas al tipo de cambio de 16,55 pesos por libra. Se utilizaron para el pago 125 millones de libras que se mantenían bloqueadas en Inglaterra.

El resto, probablemente, se pagó en oro. Después de la estatización de los ferrocarriles, en los primeros años la carga transportada se mantuvo, pero posteriormente comenzó a decrecer y finalmente, a fines de la década del ‘80 el transporte de cargas por ferrocarril había disminuido fuertemente. A principios de la siguiente década comenzaron las concesiones al sector privado.

Veamos ahora algunos datos históricos que hemos extraído del libro «Dos siglos de economía argentina (1810-2010)», edición bicentenario, dirigido por Orlando J. Ferreres, y algunos datos actuales extraídos de informes de Ferrocámara.

La extensión de las líneas férreas comienza en 1857 con 10 kilómetros, llegando a 41.283 kilómetros en 1940. El máximo se logró en 1957 con casi 44.000 kilómetros y desde allí fue disminuyendo llegando en el 2006 a alrededor de 25.000 kilómetros.

Según datos de Ferrocámara (último dato publicado en 2007), la extensión de la red de ferrocarriles de carga concesionados ascendía a 28.755 kilómetros. De este total, a la red troncal le correspondían 12.846 km y al resto 15.909 km. Por ferrocarril la situación era la siguiente:

FEPSA 5.119 km
NCA 4.750 km
FERROSUR 3.145 km
ALL Centra 5.690 km
ALL Mesopotámico 2.704 km
Belgrano Cargas 7.347 km

De todas maneras, hay que tener en cuenta que gran parte de esta red, especialmente del Belgrano Cargas, no está en uso, de ahí que la cifra mencionada más arriba de 25.000 km nos parece la correcta.

En 1990 se transportaban poco más de 8 millones de toneladas y actualmente cerca de 25 millones.

Una estadística interesante que hay que tener en cuenta es la de las toneladas kilómetros transportadas.

En 1937 se llegó a 12.452 millones de tn/ km, llegándose a un máximo en 1951 con 16.479 millones de tn/km. Desde allí comenzó a disminuir y en 1992 se transportaban 4.388 millones de tn/km. Después de la concesión al sector privado a principios de los ‘90, comenzó a aumentar y se ha llegado a 12.198 millones de tn/km el año pasado, según información de Ferrocámara.

Antes del traspaso al sector público de los ferrocarriles, es decir en 1944, el número de empleados de las distintas líneas ferroviarias llegaba a 135.000. Once años más tarde había crecido a 210.000, es decir que se utilizó la empresa para el ingreso de personal al sector público. A partir de esos años, el personal ferroviario fue disminuyendo paulatinamente y en 1991 el número llegaba a 53.331 agentes. Posteriormente, y con la concesión al sector privado, se redujo a 10.262 agentes en 1993 y a 5.603 agentes en el 2003. Esta cifra incluye el personal del ferrocarril Belgrano Cargas y es la última publicada.

Durante el año pasado (2011) la distancia media fue de 504,18 km. Los ingresos totales por cobro de tarifa fueron $ 1.725.213.000. Tomando un dólar promedio para ese año de $ 4,13, dicho ingreso habría sido de u$s 418 millones.

La tarifa media el año pasado fue de $ 71,31 por tonelada, es decir u$s 17,27. La tarifa media en $ por tn/km fue de 0,1414, es decir u$s 0,0342.

Pero dejemos a un lado el pasado con sus problemas.
Lo importante sería darle impulso a este instrumento tan necesario en un país con largas distancias y en donde los productos que se exportan tienen la característica de ser graneles de mucho peso y de poco valor.

Por otra parte, en una época en que se insiste cada vez más en no afectar al medio ambiente con dióxido de carbono u otros gases, el ferrocarril es un medio ideal. Lo tuvimos, pero hoy participa con sólo el 6% del transporte interurbano.

Pero para lograr ese objetivo se necesitan capitales.
Hay dos rubros en donde la necesidad es imperiosa:
a) energía y 

b) transporte, 

y más concretamente, en ferrocarril.

Las mencionadas inversiones solo son factibles desde el exterior. El ahorro interno en pesos, dada la inflación existente, es pequeño y, para desgracia, se extrae de los fondos del sistema previsional, del BCRA y del Banco Nación, que no están para eso. 

Argentina: 70 años en su Edad Media.


En la víspera del cacerolazo nacional convocado en contra del Gobierno, el historiador mendocino Pablo Lacoste reflexiona sobre la evolución de la política y la economía del país en relación con sus vecinos del continente.

Por Pablo Lacoste - Historiador mendocino
En 1943 se produjo el quiebre. Se cerró un ciclo y comenzó otro, totalmente distinto, que dura hasta el presente. Allí se registró el cambio de época en la Historia Argentina. ¿Qué país había en 1943? Un país (relativamente) normal. Había limitaciones políticas, en niveles parecidos al de otros países occidentales que venían saliendo del caos de la década de 1930, cuando la democracia experimentó una tremenda crisis; algunos salieron con modelos autoritarios, otros con fraudes y democracias restringidas. Argentina fue uno de ellos. 

He estudiado el tema a fondo, tal como se refleja en el libro Los Gansos de Mendoza (Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1991). En esa investigación descubrí muchas irregularidades y corrupción. Pero lo que vino después fue peor. Hasta 1943 todavía se mantenían en pie los pilares fundamentales de la república: división de poderes, independencia del Poder Judicial, libertad absoluta de prensa, autonomía universitaria y, sobre todo, equilibrios macroeconómicos. 

Argentina seguía inspirando confianza a nivel mundial. Su clase dirigente mantenía capacidad de gestión, bajas tases de inflación y acceso al crédito. Argentina seguía atrayendo inmigrantes europeos (llegó a captar 3 millones de españoles, 2 millones de italianos, un cuarto de millón de franceses, entre otros, hasta sumar 6,5 millones de inmigrantes). En esos tiempos, YPF era una empresa estatal, que tenía el monopolio de la explotación de los hidrocarburos; la Dirección Nacional de Vialidad brillaba con su capacidad de gestión y venía de completar la carretera totalmente pavimentada de Mendoza a Buenos Aires (rutas 7 y 8), obra de 1.071 km inaugurada en 1942. 

Los ferrocarriles tenían una longitud de 40.000 km, parte estatal, y parte en manos británicas. Los ingleses hacían intensas gestiones para vender esas empresas al Estado argentino sin éxito: el gobierno prefería invertir esos dineros en carreteras, y mantener a los ingleses como alternativa, para fomentar la competencia. El modelo de articulación del transporte y la economía en general, con una parte en manos del Estado y otra en manos de empresas privadas, facilitó el crecimiento económico.
 
En 1940 Argentina ocupaba el 6° lugar en el mundo en ingreso per cápita; tres años más tarde, ante el derrumbe de Alemania y Francia por la II Guerra Mundial, Argentina quedó transitoriamente en el 4° lugar. Lejos, muy lejos del resto de América Latina. El PBI de Argentina era mayor que Brasil más Chile. En el per cápita, Chile apenas llegaba a dos tercios de Argentina, y Brasil a un tercio. Esa prosperidad se reflejaba en muchos indicadores objetivos. Era un agrado viajar en Argentina, no solo en trenes de larga distancia, sino también dentro de las ciudades. 

A pesar de ser muy populosa, la capital contaba con uno de los mejores sistemas de transporte urbano del mundo: el Subte de Buenos Aires, inaugurado en 1913, poco después que los subterráneos de Londres (1898), París (1900), Berlín (1902) y Nueva York (1908). Argentina jugaba entonces en las grandes ligas. Durante las tres décadas siguientes, la relativamente buena articulación institucional entre el Estado Nacional y la ciudad de Buenos Aires hicieron posible el normal desarrollo del servicio, hasta llegar a una extensión de 33 kilómetros en 1943. En el vecindario, la situación era muy diferente: faltaba más de 30 años para que pudieran existir los primeros subtes de San Pablo (1974) y Santiago de Chile (1975). Argentina entró entonces en su cono de sombra.
 
Llegó el año bisagra (1943) y comenzó el largo periodo de declinación. Y eso se refleja hoy con claridad: el subte de Buenos Aires no ha sido capaz de duplicarse. Su extensión apenas llega a 60 kilómetros. El Metro de Santiago llega a 110 km, con dos líneas en proceso de construcción que, en tres años más, extenderán el servicio a 140 km. La ventaja no es solo cuantitativa, sino también cualitativa. El subte de Buenos Aires sigue teniendo material rodante y de tracción antiguo y obsoleto, que genera miedo en los usuarios. Entre un servicio y otro hay mucho tiempo. Además, los trenes son cortos y no se pueden alargar (las plataformas tienen apenas 80 metros). 

En cambio, el Metro de Santiago, tiene tres ventajas claras: las plataformas son de 140 metros; los trenes tienen aire acondicionado (al menos en la línea 1), y desde el año que viene, tendrán una frecuencia cada 100 segundos en horas de alta demanda. Pero esto no es todo. Chile no sólo piensa en su capital, sino también en mejorar la calidad de vida de las ciudades secundarias. Valparaíso, ciudad equivalente a Mendoza en tamaño, inauguró el Metro en 2005 y ya tiene una extensión de 43 km. Frente a ello, Mendoza apenas ha sido capaz de ofrecer el frágil trencito urbano, de polémicos resultados. Con las carreteras ha pasado algo parecido, en estos 70 años. 

Como se ha señalado, en 1942 se inauguró la carretera de una trocha, totalmente pavimentada entre Mendoza y Buenos Aires. El paso siguiente sería completar una carretera de doble trocha. Pues bien, han pasado 70 años, y esa obra todavía no está terminada. Como tampoco la doble trocha de Luján a Tunuyán (obra de apenas 60 km, de los cuales se ha construido menos de la mitad en más de 15 años). Del otro lado de la cordillera, Chile ha completado la construcción de la Ruta 5, con doble trocha, desde La Serena hasta Puerto Montt (1500 km). De Brasil, mejor no hablar. Ya está entre la 5° y 6° economías del mundo: Brasil está llegando al lugar que Argentina tenía hace 70 años.
 
¿Qué ha ocurrido en este periodo? ¿Por qué la Argentina ha logrado un fracaso tan extraordinario? Evidentemente, no hay una causa única. Hay muchos factores, y se cruzan los políticos con los económicos, sociales y culturales. Uno de estos se encuentra en la política económica, sus zigzagueos e incoherencias. La alianza del Estado con el capital parasitario, que solo le pedía cerrar el marcado interno para venderle productos caros y de mala calidad, sin competencia exterior, fue uno de los motivos. En este tiempo, Japón, Corea y China también pusieron en marcha modelos industriales. 

El Estado apoyó la iniciativa, pero exigió a los industriales actitud competitiva; los obligó a competir con el mundo, innovar para exportar. De esa forma los obligó a reinvertir la renta en el mejoramiento de las empresas. Por eso, aquellos países pudieron progresar y desarrollarse. En cambio, el Estado argentino, con su oscura alianza con empresarios incompetentes, generó una industria con respirador artificial, que sólo sobrevivía con aparatos y subsidios, pues no era capaz de vivir por sus propios méritos. El ridículo precio de autos y electrodomésticos dentro de Argentina (valen el doble que en Chile), es un reflejo de esa política. 

Esos empresarios generan productos caros y malos, pero ganan mucho dinero, pues no necesitan reinvertir la renta, dado que tienen el mercado cautivo gracias a la alianza con el Estado. A cambio de financiar las campañas electorales del partido de gobierno, entre otras dádivas, esos empresarios se aseguran una renta facil y cómoda. Para asegurarle un mercado a esos “industriales”, el Estado generaba el fortalecimiento artificial de la moneda y un gasto público excesivo, financiado con inflación, con deuda externa, y nuevamente con inflación. Supuestamente, la idea era generar un proteccionismo de infancia, hasta que esas industrias pudieran ganar fuerza y hacerse competitivas. 

Pero eso no ha ocurrido. Han pasado 70 años, y siguen existiendo exclusivamente gracias al proteccionismo, y obligando a los argentinos a comprar sus productos a costos desorbitantes. Junto con las causas económicas, la política fue clave. Sobre todo por la alternancia entre militarismo y populismo, fuerzas hegemónicas en la política argentina de los últimos 70 años (en ese periodo, ningún partido político fuera del peronismo logró completar un solo mandato constitucional). 

Todos fueron corresponsables: militares y civiles; radicales y peronistas; socialistas y conservadores. Pero, sin duda, la mayor responsabilidad está en manos de la fuerza hegemónica, es decir, el peronismo. Como decíamos al principio, el punto de inflexión se produjo en 1943. Ese año, el coronel Perón impulsó un golpe de Estado. Fue figura descollante en el gobierno de facto emanado del mismo, en el cual se desempeñó como vice presidente y ministro de Defensa, entre otros cargos. 

Desde el poder del Estado, Perón construyó un formidable aparato político, que se ha mantenido vigente y como fuerza política hegemónica e incontrastable durante 70 años. Esa fuerza tuvo un enérgico discurso social, pero basado en medidas de corto plazo, y no en un plan estratégico de desarrollo a largo plazo. Las mejoras sociales aportadas fueron, muchas de ellas, meras victorias pírricas, ayudas efímeras, que luego se diluían, en poco tiempo. La inflación y la postergación sistemática de las obras públicas, fueron los indicadores más claros e irrefutables del carácter cortoplacista de las políticas populistas implementada por el peronismo y sus sucesores e imitadores. 

La afligida situación de los trabajadores urbanos y suburbanos de las ciudades argentinas, que deben viajar todos los días dos horas en medios de transporte desvencijados, con temperaturas insoportables, en un mar de sudor, son un claro reflejo de esa actitud improvisada y cortoplacista del peronismo y su hegemonía de 70 años al frente del país. Obras Públicas es lo que caracteriza, como primer indicador, a las organizaciones políticas con visión y capacidad de gestión. 

Fue el gran legado del Imperio Romano con sus carreteras y acueductos, sus puentes y puertos. Y justamente, el derrumbe de ese imperio significó el inicio de la Edad Media, cuando las obras públicas desaparecieron. Ya no hubo espacio para las políticas públicas y los proyectos de desarrollo de largo plazo. 

Hubo algunos avances acotados, en ciertos aspectos (las universidades son creaciones medievales, lo mismo que las lenguas actuales, entre otros aportes). Pero en líneas generales, hubo severos retrocesos en materia de infraestructura y medios de vida (para viajar de París a Roma, demoraba lo mismo Napoleón, a comienzos del siglo XIX, que Julio Cesar, en tiempos de Cristo). 

Lo curioso es que en Europa, la Edad Media afectó a todos los países en general. En cambio, en América Latina, este proceso ha afectado a la Argentina, pues los demás países siguen progresando (sobre todo Chile, Costa Rica, Brasil y últimamente, México, Colombia, Perú y Uruguay). Fue dura la Edad Media. Pero hay una buena noticia: ese período terminó, y llegó el Renacimiento.

El Tren Trasandino, los pasos fronterizos y la conectividad aérea entre los temas de la reunión binacional.



El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, participó de la II Reunión de Gobernadores Argentinos e Intendentes Chilenos de la Frontera de Común, que se realizó en el marco de la IV Reunión Binacional de Ministros Argentina – Chile organizada por la cancillería Argentina en el palacio San Martín de la Capital Federal. Cabe destacar que el encuentro fue inaugurado esta mañana por el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Abal Medina.
Los ministros de Argentina y Chile y los gobernadores de la frontera común, se reunieron esta mañana como muestra de la importancia estratégica alcanzada en las relaciones bilaterales. Desde la Cancillería destacaron la decisión de reunir a los gabinetes de ambos países, remarcando que constituye un ejercicio de coordinación política que ha impactado notablemente en el proceso de integración binacional.
El gobernador Alberto Weretilneck encabezó la comitiva rionegrina compuesta por funcionarios de la Dirección de Relaciones Institucionales de la Secretaría General de la Gobernación; los Ministerios de Economía, Producción, Turismo y Minería y otras áreas como Planeamiento, Medio Ambiente y Defensa Civil, entre otros.

Los temas de análisis

Independientemente de los temas puntuales y específicos que cada Provincia llevó a la mesa de trabajo, los ejes temáticos que estructuraron las distintas reuniones estuvieron referidos a la integración fronteriza, la integración económica y la conectividad física.
En este marco, Río Negro, junto a su vecina provincia de Neuquén y las regiones del Bio Bio y La Araucaria de Chile formaron parte del Comité de Integración Los Lagos, donde elaboraron un proyecto para el acta de la II Reunión del Comité de Integración “Los Lagos”.
Los puntos sobresalientes de esta reunión fueron la necesidad de priorizar los pasos El Manso, Puelo, Futalefú, Pichachen y Hua Hum, continuar con el desarrollo de la infraestructura de los pasos fronterizos Hachado, Icalma, Mamuil Malal, Carriñe, Manso, Puelo, Futalefú, Lago y Palena/Winter y la importancia de que los estudios de factibilidad se tengan en cuenta en los proyectos estratégicos de las provincias y las regiones.
Además, reiteraron la convocatoria del Grupo “Ad Hoc” creado a tal fin en el último grupo técnico mixto para definir, antes del 2012, el alcance del concepto de priorización para la categorización de otros pasos fronterizos.
Con relación al Ferrocarril Trasandino del Sur, se reiteró la necesidad de poner en marcha el Grupo de Trabajo creado en el 2010 y profundizar las acciones dirigidas a obtener el financiamiento correspondiente, tanto en el ámbito público como privado, y de una vez terminar con las obras de infraestructura faltante.
Sobre el tránsito fronterizo, se instó a seguir profundizando el desarrollo de la conectividad aérea entre Bariloche, San Martín de los Andes, Esquel, Neuquén, Viedma, Puerto Montt, Temuco, Pucón, Valdivia, Osorno y Concepción, en orden de ampliar la integración entre ambas regiones favoreciendo el flujo del personas y mercadería.
También acercaron temas sobre mecanismos de financiamiento para la prevención y control de plagas y especies exóticas invasoras, y para situaciones de catástrofe, incendios forestales, erupciones volcánicas y terremotos.

“Integración y acercamiento”

El mandatario provincial, al final de la reunión, destacó que estas reuniones “son altamente positivas” ya que “profundizan los mecanismos de integración productiva, priorizando las cadenas de valor complementarias en la región”.
Además, remarcó que esta instancia “nos da un mayor acercamiento a nuestro hermano país de Chile, con quien compartimos una de las fronteras más extensas del mundo”.
Argentina y Chile comparten una frontera de unos 5.000 kilóemtros, una de las más extensas del planeta. A nivel comercial, el intercambio sumó 5.939 millones de dólares en 2011.

La diputada Donda propone estatizar los trenes.


El proyecto de ley dispone crear una empresa pública de ferrocarriles y fue presentado en conferencia de prensa junto a representantes de los trabajadores y usuarios.


La diputada nacional de Libres del Sur en el Frente Amplio Progresista, Victoria Donda, el coordinador de la iniciativa VIAS Sarmiento, Jorge Ceballos, y referentes de la lucha por el ferrocarril realizaron una conferencia de prensa para explicar los ejes principales del proyecto de ley que crea una empresa estatal de ferrocarril. 

También fueron expositores, Ramón Duarte, del Movimiento Nacional Ferroviario; Miguel Mesina, de Salvemos al Tren-Lobos; Luis Martínez, del Frente de Señaleros Argentinos, y Guillermo Hamlin, ex gerente de SOMISA. 

Donda explicó que “el proyecto plantea un modelo de empresa estatal distinto a lo que se viene haciendo con Aerolíneas Argentinas. Es un proyecto que le sirve al pueblo, que contempla la unión de las regiones y el comercio. El tren es un medio de transporte ecológico y seguro. No queremos que nos sigan saqueando el ferrocarril. Que se termine con la mentira y el doble discurso”.

El ex candidato a intendente de La Matanza, Jorge Ceballos, consideró “un orgullo poder acompañar esta ley. Cuando llegué de Córdoba pude asistir a la lucha de muchos ferroviarios contra las privatizaciones, ferroviarios que hoy están aquí presentes. La cuestión del ferrocarril es muy sensible para la sociedad”.

Miguel Mesina, de Salvemos al Tren-Lobos, afirmó que “venimos a acompañar una ley que fomente la participación de los usuarios. Nos ponemos a disposición para trabajar en conjunto, para que el proyecto se conozca y se acompañe. Nos parece muy importante un proyecto administrado por los trabajadores y por los usuarios”.

Finalmente tomó la palabra el ingeniero Guillermo Hamlin, quien dijo: “Yo trabajé en SOMISA cuando en este país se fabricaban trenes y locomotoras. En 1974 exportábamos a Cuba, ¿por qué no podríamos volver a hacerlo? El anuncio que realizó el gobierno, de importar 10 mil millones de dólares a China en material ferroviario, no es muy nacional y popular… por eso vamos a seguir adelante con esta lucha”, concluyó.-

"El regreso del tren es estratégico"


El senador Gerardo Morales dijo que permitirá recuperar fuentes de trabajo, abaratar costos del transporte de cargas y pasajeros, reducir los accidentes y la contaminación.

     "Necesitamos dar este debate con toda la sociedad porque se trata de un tema estratégico, que tiene que ver con el presente y el futuro de los argentinos".
     De esta manera se pronunció ayer el senador Gerardo Morales (UCR) al presentar ayer, en la ciudad, un proyecto de su autoría destinado a posibilitar la recuperación del sistema ferroviario nacional.
     "Hay que rediscutir la matriz del transporte en Argentina, hoy centrada en el transporte vial, ya que el 94% de la producción nacional se moviliza en camiones, el 3,5% en tren y el resto por la red fluvial", dijo.
     Morales aclaró que los países desarrollados no sólo mantuvieron al ferrocarril, sino que lo modernizaron.
     "Nuestro sistema de transporte es muy ineficiente y caro, tenemos que pensar que cuando Europa salga de la crisis actual, lo va a hacer con más tecnología, y nosotros tenemos que hacer lo que están haciendo Brasil o Chile.
     "El primero de estos países --agregó--, transporta el 25% de sus productos por tren, esto abarata costos logísticos, y en cinco años, según nos dijo el secretario de Transporte de ese país, quieren llegar a transportar por ferrocarril y vías navegables el 50% del producto brasileño".
     Morales indicó que en las economías regionales el 31% del costo de las pymes argentinas es del transporte.
     "Somos un país muy caro, entonces, nuestro proyecto no tiene que ver con la añoranza ni la cuestión sentimental del ferrocarril, sino pensándolo como herramienta estratégica de desarrollo. No puede ser que sigamos destinando 22 mil millones de pesos anuales de subsidios para los ferrocarriles en al área metropolitana para que la gente viaje cada vez peor", opinó.
     A su entender, un tema vital es el derrumbe del transporte de cargas y recordó que en la década del '80 Argentina contaba con 38 mil kilómetros de vías férreas, mientras que ahora no llega a los 8.000 en buenas condiciones.
     "En los '90 hemos destruido 30 mil kilómetros de vías y hemos licuado uno de los patrimonios más valiosos que tenía el país", amplió.
     Esto representa un alto costo para la producción, dijo Morales, y puso de relieve que el transporte en camiones de productos --como el azúcar o el tabaco de Jujuy-- hasta el puerto de Buenos Aires resulta cinco veces más caro que el transporte desde el puerto hacia China.
     "No da más el tema del transporte en camión. Está saliendo 22 centavos de dólar la tonelada por kilómetro, mientras que por tren cuesta 0,08 dólar. Además, la construcción de las vías ocupa el doble de personal. Por kilómetro de camino se emplean 14 personas y 25 en una vía férrea", expresó.
     El legislador se inclinó por continuar con los aportes estatales para infraestructura, mientras que sostuvo que la operación puede estar también en manos del Estado, tanto para cargas como para pasajeros, o bien en forma mixta o privada exclusivamente.
Fondo para inversión.
     Morales especificó que para poder lograrlo es necesaria una inversión pública de alrededor de 8.000 millones de pesos anuales, la cual sería posible mediante la creación del Fondo de Recuperación del Ferrocarril (FRF), con una asignación anual inicial de $7.600 millones.
     "Se integrará con el 50% de la Tasa sobre el Gasoil (en 2011 la recaudación fue de $5.000 millones, de manera que podrían destinarse $2.500 millones) y el 30% del total que corresponda al Gobierno nacional por Derechos de Exportación de Soja. Como la recaudación en 2011 correspondiente al Gobierno nacional rondó los $17.000 millones se destinará inicialmente unos $5.100 millones" explicó Morales.
     Su proyecto también incluye un Plan de Reactivación de la Industria Ferroviaria Nacional (PRIFEN), que contempla un marco normativo para otorgarle previsibilidad e incentivar inversiones en el largo plazo en condiciones de equilibrio y de competencias armonizadas.
     También el programa contiene líneas de créditos a largo plazo con bajas tasas de interés; subsidios para la industria nacional con el fin de producir material ferroviario en el país y el incentivo a las importaciones de material rodante nuevo cuando la industria nacional no esté en condiciones de producirlo inicialmente.
     "Para el año que vienen se prevén 11 mil millones de pesos para comprarle vagones a China. Nosotros tenemos 5.000 vagones para reparar en numerosas estaciones y talleres. El plan estipula medidas de promoción que incluyen la deducción del Impuesto a las Ganancias a las empresas nacionales cuando reinviertan sus utilidades.
     Morales mencionó, entre otros, los beneficios que provocará la recuperación del sistema ferroviario: la reducción del impacto ambiental que provocan los camiones y la disminución de la accidentología vial.
El proyecto que debatirá el Congreso     La iniciativa de la UCR propone modificar la ley Nº 26.352 de Reordenamiento Ferroviario. En tal sentido, el proyecto establece los deberes y las obligaciones de la Administradora de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) y dispone la creación del Consejo Federal de Recuperación del Ferrocarril, para la planificación y el control con participación de las provincias. Pero además, la iniciativa incluye un Plan Estratégico Plurianual de Inversiones, cuya implementación se prevé desde el interior hacia la Capital.
     El paquete de medidas del proyecto radical --agregó Morales-- modifica también el marco normativo de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) y le otorga autarquía financiera y funcional; elimina su dependencia del Poder Ejecutivo Nacional y le devuelve el deber de tutelar los derechos de los usuarios. Pero además., subordina la CNRT al Congreso de la Nación.
     Durante su visita a la redacción de "La Nueva Provincia" , el senador radical lo hizo acompañado por su correligionario, el diputado nacional Juan Pedro Tunessi, quien recordó que resulta incomprensible la falta de una decisión gubernamental sobre este tema en un contexto de crecimiento económico que ya lleva 10 años.
     "No es lo mismo pretender encarar grandes obras de infraestructura cuando existen posibilidades concretas como ahora, que buscar hacerlas en épocas de vacas flacas. Ahora hay un ciclo expansivo de la economía, muy favorable", dijo, aunque aclaró que la penalización de entidades crediticias internacionales vedan de hecho la llegada de fondos.
     También destacó que la decisión de Morales de impulsar el debate de estas cuestiones en el Senado será repicada también por la UCR en la Cámara de Diputados de la Nación.
     "Del Congreso tiene que salir un proyecto para el país en materia ferroviaria", resumió, en torno a la iniciativa lanzada en Tafí Viejo, Tucumán, a mediados de este año.

La estación Aristóbulo del Valle está en mal estado y hay quejas.

Los vecinos y usuarios que transitan por allí para subirse al tren reclaman mejoras en la infraestructura. Dicen que está "abandonada" y que no se realizan arreglos desde hace años.

Por Giannina Nigro
Con un quiosco de gran tamaño en el centro de la escena, antiguos locales cerrados y prácticamente abandonados, con capas de tierra en puertas y vidrieras que lo delatan, paredes descascaradas por la humedad y hasta baldosas levantadas, se presenta la estación Aristóbulo del Valle de la linea del ferrocarril Belgrano Norte, a la vista de quien ingrese al lugar. Esto es lo que tienen en cuenta los vecinos que a diario deben transitar por allí, para reclamar que se la refaccione o mantenga, para sentirse más seguros.
Los problemas con los trenes no parecen ser algo nuevo para quienes utilizan este transporte a diario, pero en este caso se suman también los inconvenientes con la estación del ramal que va de Villa Rosa a Retiro. "Está en muy mal estado. Tengo que viajar todos los días para ir al trabajo y creo que realmente es un peligro. Deberían ocuparse de esto porque cada vez se la ve peor", expresó Macarena Trebolle, vecina de Carapachay.
Dentro de la estación, uno de los sectores a los que apuntan con más firmeza los reclamos, es el pasillo que conduce a la Avenida Maipú. Se trata de una galería en la que antiguamente había comercios. "Es un desastre, el techo está todo descascarado porque los días de lluvia por supuesto es peor, filtra por el techo y se llena de agua. El tema es que está así hace muchos años, no hubo nunca un arreglo y es preocupante", contó Carolina, vecina que trabaja como vendedora ambulante en la estación.
Tambíen muchos de los tubos de luz que hay no funcionan o están directamente rotos. "Hará unos diez años que está todo igual. El pasillo no lo arreglan más. Antes había un montón de locales y hoy están todos abandonados. Encima parece que en cualquier momento se te va a venir todo abajo", agregó Paola Risola, pasajera que trabaja en el puesto de diarios ubicado sobre Maipú.
Desde la Municipalidad explicaron a vicentelopez.clarin.com que el terreno ocupado por la estación ubicada en Avenida Maipú y General Paz no es administrado por la Comuna, y por lo tanto, de las cuestiones referidas al mantenimiento y refacciones, se deben encargar entre la empresa consecionaria, Ferrovias, y ADIF (ente Administrador de Infraestructura Ferroviaria). "Si bien hubo contactos durante la gestión anterior para realizar el traspaso y poder ocuparse del del lugar, aún no se volvió sobre el tema", indicaron. Ante las consultas del zonal, la empresa consecionaria no brindó respuestas.