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viernes, 5 de abril de 2013

Presentan un libro que busca recuperar los ferrocarriles

Su autor es Juan Carlos Cena, quien ha escrito varios libros sobre la historia del ferrocarril en Argentina y sus vivencias como ferroviario. El evento es abierto al público.


Juan Carlos Cena, reconocido referente sobre la historia ferroviaria en la Argentina, presentará en la Unnoba su último libro, “Ferrocarriles Argentinos – Destrucción/Recuperación”. Será el miércoles 17 de abril, a las 19, en el Aula Magna de la Universidad. Precisamente, ese lugar forma parte de la historia del ferrocarril en Junín ya que antiguamente funcionaba el Club Inglés, luego Club “Buenos Aires al Pacífico”. Actualmente, es parte del predio que la Universidad destina al desarrollo de distintas actividades educativas.
El autor, ferroviario desde los 12 años, tiene editadas varias publicaciones referidas a la temática, entre ellas “El Ferrocidio”, “Crónicas del terraplén”, “El Guardapalabras, memorias de un ferroviario” y “Ferroviarios, sinfonía de acero y lucha”. También participó en “Vías Argentinas”, un libro de ensayos en el que escriben reconocidos investigadores sobre la historia del ferrocarril y referentes en el tema de distintos lugares del país. 
En su nuevo libro, “Ferrocarriles Argentinos – Destrucción, Recuperación” participan técnicos ferroviarios de distintas partes del país, convocados por el autor, que plantearon proyectos concretos para cada zona sobre la reconstrucción del sistema ferroviario. En cierto sentido, es la continuación de “El Ferrocidio”, ya que propone cómo recuperar el Sistema de Transporte Ferroviario Argentino.
En “El Ferrocidio”, su libro anterior, Cena relata la historia del ferrocarril desde la nacionalización en 1948 (durante el gobierno de Perón) hasta la concesión de la empresa del Estado durante el gobierno de Carlos Menem. Se concentra, puntualmente, en la trama que permitió la destrucción del ferrocarril en Argentina: cómo se pasó de contar con 44.000 km de vías a 7.000 km, y a expulsar a más de 85.000 trabajadores. En base a una investigación documental que incluye contundentes datos estadísticos, así como  la propia experiencia como ferroviario, se afirma: “Con el ferrocarril desintegrado, más los ferroviarios expulsados, el sistema comete en un mismo acto, un gigantesco FERROCIDIO”.
El primer libro de Juan Carlos Cena es “El guardapalabras, memorias de un ferroviario”. En él relata sus recuerdos como ferroviario, a partir del momento traumático de su retiro y la consecuente indemnización representada en la “torta de hojaldre verde”. Se trata de un libro literario, que también describe la historia de los ferrocarriles en Argentina desde la posición del sujeto que la experimenta. Cena rememora sus inicios en Talleres Córdoba, el aprendizaje, las amistades y toda su vida transcurrida en la organización a lo largo de la historia argentina.
Hijo de ferroviario, Cena se crió en estaciones como Pie de Palo, Chilecito, San Cristóbal, Córdoba. El autor inició su carrera en la Escuela Fábrica Nº 12, como aprendiz calderero, en Talleres Córdoba. Luego de la caída de Perón y ante la ofensiva hacia el ferrocarril que se acrecienta durante el gobierno de Frondizi, Cena participa en diferentes luchas en defensa del ferrocarril. Por ese motivo, es perseguido y debe esconderse. Su lucha continúa hasta que debe exiliarse en 1980, cuando parte hacia México. En 1984 retorna a Argentina y a sus actividades como ferroviario. Es elegido como secretario General Asociación Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos. Participa de luchas contra las privatizaciones, en las huelgas de 1991 y 1992. Luego de su retiro, inicia su tarea literaria y de investigación sobre la historia del ferrocarril en Argentina.
“Crónicas de terraplén” es otro de sus escritos. Integrado por distintos cuentos en los que se describen personajes típicos de la comunidad ferroviaria, sus emociones, sus sueños y sus experiencias de vida. Por su parte, “Ferroviarios, sinfonía de acero y lucha” es el relato de los trabajadores ferroviarios y sus construcciones desde 1857 hasta 1992: los que colocaron los primeros rieles, los que construyeron las locomotoras y vagones, los que diseñaron y montaron coches de pasajeros y dormitorios.

Hace 20 Años Partía el Último Tren de Pasajeros Mendoza-Buenos Aires

Publicado el 11 de marzo de 2013 en  http://www.losandes.com.ar/notas/2013/3/11/hace-anos-partia-ultimo-tren-pasajeros-701443.asp

Recuerdo de una triste jornada de 1993. No hay nada a la vista, por ahora, que haga posible la vuelta de los viajes sobre rieles.

Viaje sin retorno. Antes de partir, muchos registraron la partida de la estación Mendoza de la calle Las Heras. (Gentileza)

Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

Se han cumplido 20 años de la suspensión de los servicios de trenes de pasajeros en el país y por supuesto en Mendoza. 


Localmente, el aniversario remite a la tarde del 10 de marzo de 1993, ocasión en que decenas de personas viajaron a Buenos Aires a bordo del tren 512, con inicio de travesía en la estación Mendoza del Ferrocarril General San Martín. 

A las 17.06, el convoy se puso en marcha en dirección a Retiro, remolcado por la locomotora Alco RSD 16 N° 8.488 (equipo de origen norteamericano, fabricado en 1957, de 108 toneladas de peso). La máquina hizo sonar repetidas veces su bocina a lo largo de la calle Belgrano. A Narciso Moreira, entonces el jefe de estación, le tocó ordenar la partida. 

La salida se retrasó más de media hora. Los Andes explicaba en la crónica del acontecimiento (ver jueves 11 de marzo de 1993) la razón de la demora: "... continuaban pasando por el andén, entre la gente que había ido a despedir a los viajeros, las carretillas cargadas con encomiendas, muebles, artículos del hogar... Fueron tantas que la partida prevista para las 16.30, se retrasó hasta las 17.06. Se acumularon 3.600 kilos".

A partir de ese momento se gestaba un hecho histórico, porque la formación se convertía en la última de pasajeros en hacer el viaje Mendoza-Buenos Aires. 

El que se movía para no volver era el "Tren social", conocido como "El Cuyano, muy requerido por los usuarios por el bajo costo de su utilización.

"El fin de un trabajo"

Un pasajero de los casi 360 que viajaron en esa oportunidad ya no está para repetir lo que dijo entonces, esa tarde de marzo de hace dos décadas. Daniel Haarth, ex empleado de la Ericsson, comentaba que siempre utilizaba el servicio porque "el tren ofrece mayor seguridad. Pero los estamentos políticos y gremiales lo administraron mal y ahora se termina todo". 

"El Cuyano" de las 17.06 fue el postrero de casi un siglo de viajes, y resultaron proféticas las palabras del guarda del tren, Segundo Eudes Álvarez, hoy de 73 años. "Si se cumple el levantamiento del servicio, muchos pueblos prácticamente desaparecerán", vaticinó.

Álvarez, que estaba secundado por su ayudante, Agustín Gómez, vive en la calle Lisandro de la Torre de Las Heras, donde contó que "aquél fue un viaje muy triste... nuestros compañeros de Palmira no fueron a saludarnos, pero ahora, a la distancia, pienso que no lo hicieron porque no querían ver pasar el tren que marcaba el fin de un trabajo. Ya no me quiero acordar de ese servicio", dijo el hombre que entró al ferrocarril a los 18 años y trabajó casi cuatro décadas, siguiendo los pasos de su papá, que había sido inspector de playa.

El secretario de la delegación Cuyo de la Unión Ferroviaria, Carlos Sosa, dijo al respecto: "Pretendemos volver a esta prestación, no tener un tren de pasajeros es un despropósito, ya que es prohibitivo para gente con salarios mínimos viajar en otros medios". 

Un poco de historia

Haciendo historia, en agosto de 1989, durante la primera presidencia de Carlos Saúl Menem, se promulgó la ley N°23.696 de Reforma del Estado, que proponía la privatización o concesión de las empresas estatales. Posteriormente, el decreto 666/89 daba cumplimiento a la ley anterior, entregando en concesión los ferrocarriles. 

Por entonces se hablaba de que los Ferrocarriles Argentinos significaban una "pérdida" de un millón de pesos/dólares por día para la Nación. 

En el caso de los trenes de pasajeros, el decreto 1.168/'92 ordenaba una abrupta disminución de de los servicios, a partir del 31 de julio de 1992, y los convoyes sobrevivientes resignaban todo tipo de confort. 

Un joven investigador del tema ferroviario, el ingeniero Pablo Anglat (31), hurgó en sus archivos y precisó que en el caso de Mendoza se suspendieron primero frecuencias de los trenes El Cóndor, Aconcagua y El Libertador, siendo reemplazados por un precario tren "El Cuyano". 

Inclusive, en los apuntes de Anglat se lee que el 14 de noviembre de 1992, ante la suspensión de una salida, un grupo de ferroviarios decidieron correr sin autorización un tren, en complicidad con los viajeros, quienes debieron sortear varias órdenes de detención impartidas por la policía. 

Posteriormente, el 15 de diciembre de 1992 se rubricó el decreto 2388/'92, que prorrogaba el fin de los servicios hasta el 10 de marzo de 1993.