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sábado, 2 de febrero de 2013

Juicio al 'ferrocidio' argentino.

Fuente: Elmundo.es




La llamada 'tragedia de Once', el peor accidente de trenes ocurrido en Argentina, que en 2012 provocó la muerte a 51 pasajeros y dejó 700 heridos, será ventilada en los próximos meses en un juicio oral y público.
Al banquillo de los acusados irán los ex secretarios kirchneristas de Transporte, Ricardo Jaime (2002/09) y Juan Schiavi (2009/12), el subsecretario Antonio Luna, y los ex jefes de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) Pedro Ochoa y Eduardo Sícaro.
También serán enjuiciados los empresarios Claudio y Mario Cirigliano, dueños de la compañía Trenes de Buenos Aires (TBA), quetenía la concesión de la línea Sarmiento de trenes al momento del siniestro, más unos 20 ex directivos de esa empresa.
Todos ellos están acusados de los delitos de "estrago culposo seguido de muerte" y "defraudación en perjuicio de la administración pública". El código penal prevé castigos de hasta 11 años de prisión, con lo cual podrían terminar encerrados y a la sombra.
La 'tragedia de Once', en la estación terminal homónima, se produjo a las 8 de la mañana del miércoles 22 de febrero de 2012, cuando un tren repleto de viajeros trabajadores que conducía el maquinista Mario Abel Córdoba no pudo frenar y embistió al parachoques.
Con ese siniestro se sumaban en los últimos 12 meses un total de siete accidentes sobre las vías y pasos de vehículos, que arrojaron el balance 'negro' de 72 pasajeros muertos y casi un millar heridos. Esa cadena fúnebre impactó en la imagen del Gobierno y obligó a la dimisión del secretario Schiavi.
La decadencia de la red de ferrocarriles argentinos choca de bruces con su pasado. El 29 de agosto de 1857 se puso en marcha en Buenos Aires el primer tren. Su locomotora a vapor tuvo por nombre 'La Porteña'. Unía 10 kilómetros del centro de Buenos Aires al barrio Flores. Al evento asistieron 60.000 vecinos.
Argentina es seis veces más extensa que España y en el siglo XIX estaba prácticamente despoblada, por lo que requería imperiosamente de un sistema de transportes que vertebrara la nación y llevara a la gente y a las mercancías, sobre todo en la llanura de la Pampa, núcleo productivo del país.

Historia ferroviaria

Así pues, una red ferroviaria en forma de pulpo se fue extendiendo con sus tentáculos en las ricas provincias agropecuarias y la cabecera en Buenos Aires, puerto de embarque de carnes, granos y cueros hacia Gran Bretaña, que en el siglo XIX y hasta 1930 actuaba como una metrópoli comercial.
Los ferrocarriles del Estado crecieron a toda máquina y llegaron a contar en los años 40 hasta con 47.000 kilómetros de vías por todo el país, una de las mayores redes del mundo. Cubrían una superficie equivalente a Europa occidental, dando vida a 2.085 ciudades y pueblos, desde la helada Patagonia austral hasta las templadas cataratas subtropicales de Iguazú. Y permitían trabajar a 220.000 ingenieros y técnicos.
Pero tras la ola neoliberal de los años 90, con privatizaciones de empresas públicas durante el gobierno del peronista Carlos Menem (1989-1999), las vías operables se redujeron siete veces, a 7.000 kilómetros, dejando 870 pueblos fantasmas y 135.000 empleados ferroviarios en la calle.

Los argentinos, ¿perdimos el tren?

Por Héctor Zajac  | Para LA NACION


Los rumores de renacionalización o la compra de trenes eléctricos a China no ocultan la percepción generalizada de que poco o nada se ha hecho en materia de infraestructura de transporte en el pais en los últimos años. Las obras de mejoramiento de ferrocarriles anunciadas y hasta licitadas en el periodo 2006-2008, están paralizadas, y no hay razones para creer que los anuncios del gobierno indiquen una reversión seria de la tendencia. Las promesas de un servicio de larga distancia a Mendoza de altos estándares, los proyectos de trenes de alta velocidad a Rosario y Mar del Plata junto con el hasta ahora ausente tranvía de Puerto Madero son algunos de los ejemplos de una galería de promesas incumplidas.
El geógrafo Peter Hagget sostiene que mucho más efectivo que el PBI para determinar el nivel de desarrollo económico de una nación es el nivel de conectividad de sus redes de transporte, este se expresa por un índice llamado Coeficiente de Accesibilidad.
Un alto coeficiente de accesibilidad ocurre cuando la correspondencia es elevada entre: la distancia mínima entre ciudades de un territorio y la redes de carreteras que las comunican. En Estados Unidos- por ejemplo- ir de Seattle a Miami, dos puntos situados en los extremos del mapa, permite hacerlo con una ruta en excelente estado y que recorre una distancia en kilómetros casi igual a la línea recta imaginaria que los une.
Esto no es de ninguna manera accidental: fue precisamente luego de la peor crisis económica de su historia que surgió -en el contexto del "New Deal"- la idea de implementar como una de las medidas fundamentales para superarla- la construcción de cientos de miles de kilómetros entre carreteras y vías férreas dinamizando el mercado interno de un país que decidido a mirar "hacia adentro" -apoyarse circunstancialmente en su consumo interno -necesitaba darle salida al aislamiento de millones de pequeños productores agrarios. El resultado de una red de transporte integrada permitió a estos productores alcanzar nuevos mercados minimizando costos de transporte, elevando sus ventajas competitivas y produciendo un descenso formidable en los precios de los alimentos a nivel nacional que benefició a los más pobres, no solo por el abaratamiento generalizado, sino por la disponibilidad de los cientos de miles de puestos de trabajo que las obras generaron. Más allá de las lógicas objeciones al costo, la misma siguió adelante.
Nuestro país literalmente "padece"su red de transporte. Como una pesada herencia post- colonial las carreteras y ferrocarriles -que todavía funcionan- convergen en forma de estrella en una "Ciudad-Puerto", dejando sin conexión, o mal conectadas -(por rutas intransitables para vehículos de carga, o transitables estacionalmente)- a pueblos y ciudades entre estos, y con un enorme potencial productivo.
Productores de Cuyo y del NOA deben -aun en la actualidad- pasar primero por Buenos Aires, o en el mejor de los casos Santa Rosa (La Pampa) si quieren exportar a Patagonia-dado el calamitoso estado de la ruta 40 - lo que aumenta exponencialmente sus costos de transporte y compromete su competitividad. La situación vale también en sentido inverso, afectando el potencial expansivo de segmentos importantes de productores patagónicos.
Resulta paradójico además, que el problema lo sufran principalmente vastos sectores de las economías extrapampeanas, cuyos actores se encuentran entre los más castigados por un "modelo" del que se suponían beneficiarios debido a su vulnerabilidad socio-económica. Los productores pampeanos, mas orientados a los mercados mundiales, cuentan con mejores condiciones generales de infraestructura.
El estado de las redes de transporte en la Argentina es tal que ha sido caracterizada como "camisa de fuerza para el desarrollo"
En cuanto a la red de pasajeros, el diagnostico es ya de público conocimiento: una desinversión crónica, y complacencia en el sector que sobrepasa cómodamente las cuatro décadas y le agrega a la tragedia de Once visos de profecía autocumplida.
Un ejemplo interesante: la aparente contradicción entre la inauguración del AVE -el tren de alta velocidad que une a Madrid con Barcelona y Figueres(frontera francesa) -en menos de la mitad del tiempo que el tren convencional- en medio de la crisis económica mas violenta que atraviesa Europa y en particular España, expresa -en realidad-el valor conferido desde la gestión, a la creación y mejoramiento de las comunicaciones e infraestructuras como política de estado prioritaria, inserta en un modelo de nación.
Las criticas más importantes previas a la inauguración giraban en torno al enorme costo para el estado español, y la presunta exclusividad de un servicio con un alto precio de pasajes para usuarios de una región que presenta extraordinarios niveles de desocupación.
Si bien cada kilometro de AVE construido cuesta al estado entre 12 y 30 millones de euros -lo que constituye sin duda un alto costo,-aunque la elevada dispersión se debe a la variabilidad de situaciones geológicas del terreno-el precio de los pasajes entre Madrid y Barcelona (Atocha-Sanz) para viajeros frecuentes que compren chequeras- es de 24 euros por tramo, muy lejano a los 90 de las previsiones originales.
A dos semanas del inicio del servicio los expertos coinciden en marcar ya una tendencia alentadora: un promedio mayor al 94 por ciento de asientos vendidos por viaje para el tramo Madrid-Barcelona, siendo aun mas destacados los datos de "perfil de viajero" que se corresponden en más del 72 por ciento con el tipo "Conmmuter", término que hace referencia a un uso diario para fines laborales. Aunque hay que decir también, que el balance del ramal Sevilla-Madrid no ha sido tan positivo- se cree en parte que debido a la incapacidad para competir con aerolíneas de bajo costo-dado que en este segmento predomina el viaje turístico por sobre el cotidiano - donde la posibilidad de desplazamiento entre centros-y no aeropuertos lejanos a la ciudades- acorta sensiblemente los tiempos para el que viaja por trabajo, factor que también explica las ventajas competitivas del Madrid-Barcelona.
¿Cómo entonces cuantificar los enormes beneficios económicos en el largo plazo de las obras de integración, las oportunidades que estas ofrecen al conjunto de actores de una sociedad, su contribución a la inducción de actividades económicas y a la creación de empleo?
Hay una posibilidad implícita de aprendizaje en el "New Deal", no como una receta a copiar, ya que cada experiencia en la historia es única e irrepetible, sino en el aspecto que alude a lo más sagrado y profundo del "pacto social", esto es: la búsqueda de acuerdos de acción del largo plazo para la solución de los grandes problemas de un país, la disposición de la mayoría de las fuerzas políticas y organizaciones sociales en clave de consenso -no confrontativa- en pos de objetivos comunes y prioritarios para una nación, de definición de "políticas de estado"y cursos de acción común.
Posiblemente interrogarnos por la falta crónica de acuerdos sea solo el comienzo, pero algo es algo.

Subte: 18 vagones para la línea C.


Fuente: Clarin.com

La actual flota tiene 78 coches y la mitad necesita un mantenimiento integral urgente.


El Gobierno porteño inició el proceso para comprar 18 vagones para la línea C de subte. La idea es que reemplacen a los coches que están más desgastados para poder arreglarlos, y a largo plazo aumentar la flota para reducir las frecuencias.
Juan Pablo Piccardo, el presidente de SBASE, explicó: “En lugar de llamar a una licitación para la fabricación de vagones, convocamos a lo que se llama ‘manifestación de interés’, para que la empresa que ya tenga estos coches en stock nos los pueda vender. Esto nos permiteahorrar tiempo, por lo que aspiramos a tener los vehículos en funcionamiento en un año”.
Hoy la C tiene 78 vagones que fueron comprados al metro de la ciudad de Nagoya, Japón, en 1999. Del total, la mitad necesita un mantenimiento integral en forma urgente. Estos 18 coches, que armarían tres formaciones completas, permitirían ir mandando por etapas al taller a los vagones actuales. Cuando estén todos listos, la línea podría bajar la frecuencia de 3 a 2,4 minutos, por ejemplo.
Este anuncio se suma a otras compras de vehículos lanzadas por la Ciudad para el subte, incluso anteriores al traspaso por parte de la Nación. Por un lado, SBASE ya tenía en marcha la adquisición de 120 vagones para completar la flota de la línea H, que serán fabricados por la empresa brasileña Alstom y se financiarán con una deuda de US$ 216 millones. Esto permitirá habilitar las estaciones Puente Alsina, Pompeya, Córdoba, Santa Fe, Las Heras y Plaza Francia, que están en construcción.
En tanto, SBASE también llamó a licitación para adquirir 105 coches que terminarán de completar el parque de la línea A. Precisamente esta línea estará cerrada hasta el 9 de marzo porque el Gobierno porteño está reemplazando los 95 vagones de madera La Brugeoise por 45 coches chinos comprados por el Gobierno nacional. Esos nuevos vehículos permitirían bajar la frecuencia de la línea.
A propósito de los centenarios vagones de madera que ya no circulan más, SBASE completará para fin de mes el relevamiento de todo el parque, lo que permitirá encarar el reciclado de los coches para utilizarlos como bibliotecas públicas en algunas plazas porteñas. También se destinarán vagones y locomotoras a un Subte Turístico, y se recuperará por completo una formación que participará de los festejos del Centenario del subte, que se cumplirá el 1° de diciembre de este año.